11 de septiembre de 2014

La Guardería

Hace una semana y media que me estrené como madre de niño en edad escolar. Podría enrollarme a contar detalles de estos 8 días lectivos y ganarme una legión de fervientes seguidoras entre esas madres que parece que no tienen otro tema de conversación, pero aburriría mortalmente al resto de mis lectores (que sí, que los tengo... están ahí, pero son muy discretos y no se manifiestan...) así que haré un resumen.
Pues sí, mi Niño Mayor ha empezado la guardería, y al principio yo no sabía si era mejor preguntarle qué tal le había ido, o dejar que fuese él quien me contara por iniciativa propia. ¿Os acordáis de que cuando volvíamos a casa nos preguntaban "¿qué tal hoy en el colegio?", y contestábamos con un "bien" o con un gruñido, porque lo que menos apetecía, después de pasar todo el santo día aguantando clases y compañeros, era comentar la experiencia? Eso sí, en cuanto nuestros padres nos dejaban un rato en paz para desconectar, cascábamos todas las incidencias del día.
Mi Niño Mayor se acaba de estrenar como alumno de Preescolar y ya hace exactamente eso. Lo que pasa es que cuando se suelta a hablar, no me fío mucho de las historias que me cuenta. Supogo que los padres no deberíamos fiarnos de lo que nos vienen contando con 3 años, ni con 8, ni con 16 ni con 23. Los fenómenos paranormales comienzan ya en la guardería, y continúan más allá de la universidad. 
Por ejemplo, mi Niño Mayor dice que tiene un compañero que "está de vacaciones" desde el segundo día del curso. Es curioso, porque me consta que el niño en cuestión entra al aula con el mío cada mañana. También es curioso que esté de vacaciones "en León", según mi hijo. Yo le digo que se equivoca. Vamos, ya sería casualidad que una familia irlandesa se vaya de vacaciones a León al comienzo del curso. Si me dijera a Tenerife o a Fuengirola, me crearía dudas. Pues mi Niño Mayor está empeñado en que su compi está de vacaciones y además en León, y se enfada si le digo que no es así. 
Una de las profesoras ha cogido una baja de 6 semanas, y solamente tuvo ocasión de conocer a los alumnos durante un día. Según mi Niño Mayor, "ya está curada" y dando clase desde hace días. Y qué va... la mujer sigue convaleciente.
También dice el niño que tiene una amiguita que se llama Roxy, que tiene una hermana más pequeña llamada Roxy. "¿Las dos se llaman Roxy?" le pregunto. "Sí". Contesta.
Cuenta que la profesora les dice que "hay que pelearse". "Querrás decir que no hay que pelearse", le corrijo. "No! hay que pelearse!".   Eso, hijo, en plan El Club de La Lucha...

Pues tenemos conversaciónes surrealistas de este tipo, casi a diario. Como veo que entra y sale de la guardería más contento que unas castañuelas, le sigo la corriente y al final hago como que me creo las batallitas que me cuenta. Supongo que así me entreno para los próximos 20 años.